miércoles, 8 de julio de 2009

Capítulo 2. El Legendario Emo Sexualus


Capítulo 2
El Legendario Emo Sexualus
Presuroso me dispuse volver a mi campo de concentración, caminé unos pasos hacia la puerta del lujoso baño, pero ¡Se había atrancado! ¿Qué debía hacer? La tienda se hallaba abandonada y mi capataz advirtió decapitarme sin piedad, ¿Acaso debería vivir los siguientes años sin una cabeza que transportar? (Osmar, sin cabeza no puedes vivir...es cierto, retiro mi pregunta). ¿De nuevo tu Dios? ¿No te cansas? ¿Hasta cuando darás cuenta que soy un ser inmortal? Decidí entonces darle una pequeña lección, ¡con un globero no se juega!. Introduje mi mano en el bolsillo izquierdo, saqué de el mi vieja varita (Si, su amigo el globero también fue a Hogwarts), puse nuevamente mi cara de Chuck Norris cruzado con Rambo (si no no funciona), suspiré, volví a suspirar, suspiré una vez más y con toda mi furia lancé un letal hechizo:
-¡Ábrete a la vergaaaa!
Aún no se si fue mi estruendoso y viril alarido, la acumulación de gas metano o si realmente Jarri Putta me había iniciado en el arte de la magia; pero tras una gran explosión la pared entera violentamente se desmoronó. Entre los escombros asomé la cabeza al estilo inigualable de mi buen amigo James Bond, observé a la redonda (Si, la doncella pasada de kilos de las hamburguesas), luego observé a mi alrededor y lo vi, era el, mi buen capataz se aproximaba en el horizonte; si no quería ser decapitado, debía ser astuto y veloz, enseguida ideé un plan que no podía fallar, el cual consistía básicamente en romper a correr (Lo admito, un plan demasiado elaborado), así que recordando mis días gloriosos en la mara salvatrucha eché a correr con decisión. Crucé ríos, desiertos y montañas (Créelo, globians es todo un misterio), a unos cuantos metros de la tienda me percaté de que mi capataz había arribado segundos antes.
-¿Dónde estabas Osmar?.- exclamó con un poco de sarcasmo.
Debía ser hábil inventando una historia que resultara creíble, así que un tanto vacilante respondí:
-Estuve torturando al de las canciones cristianas que osó perturbar vuestra tranquiliad (Si, un buen globero debe hablar siempre de esta forma).-
Por lo visto le pareció una buena idea y no optó por descabezarme, que alivio.
-Osmar, tengo una misión para ti. Debéis ir a las afueras de globians, en ese recóndito lugar donde las almas perecen, encontraréis ahí al establecimiento de los tacos de cabeza, ¡Traed alimento!-
-¿Tacos de cabeza? Seguramente es ahí a donde mi buen capataz manda las cabezas de los impávidos ayudantes que osan desobedecer sus órdenes.- Pensé.
-¡Apresurad el paso!-
No tenía otra opción, debía hacer caso a las órdenes de mi buen capataz, así que tomé mi réplica de la espada de Excalibur que conseguí por sólo 5 rupias en los callejones del reino de Globians (toda una ganga) y me aventuré.
Después de horas de andar, me encontraba ya en las afueras de Globians, todo era oscuro y diferente, ahí los individuos no caminaban por los rios de concreto, en su lugar circulaban artefactos de fibra de vidrio motorizadas, a las cuales los lugareños llamaban carros. Entre tanta tiniebla vi venir hacia mi un par de individuos un tanto peculiares, desenvainé mi espada y con un tono por demás viril exclamé :
-¡Alto bellacos!
Sin razón alguna uno de ellos me atacó con una patada a la Liu Kang, caí y noté un fluído rojo que salía por mi boca, algo desconocido para mí, me levanté y decidí portarme valiente; arremetí sin piedad al otro individuo con un ataque que aprendí tras horas de entrenamiento en The Legend of Zelda, -¡Ay que brusco! se quejó al herirlo en un costado, no podía descifrar si era una mujer masculina o un hombre femenino, en realidad era imposible saberlo, ¡que cosa mas rara! Se hacían llamar "Policarpio" y "el jarcorero" o "jardcorero" o "hardcorero", bueno tu entiendes. Nos vimos envueltos en una pelea que se prolongó unos 2.3 minutos, no podía creer que individuos tan inmundos pudieran complicarme un combate, cuando los tenía al borde de la muerte, Policarpio pellizcó mi desnutrido trasero, sentí temor, me sentí violado, sucio y masacrado; aprovecharon esos segundos de titubeo para hacer una serie de pasos ridículos de tecktonik que dieron lugar a ¡una fusión! ¿Acaso podría un ser más repugnante resultar de esos dos? créanlo, así fue...¡Era el legendario Emo Sexualus! los creía extintos tras la desaparición de Cinemostar, pero al parecer aún quedaban algunos cuantos ejemplares, ¿Qué debía hacer yo? ¡Matar! Esto no sería sencillo, había escuchado algunos mitos acerca del legendario Emo Sexualus, afirmaban que...bueno en realidad no había escuchado ningún mito, pero quería ponerle un poco de sabor a mi relato, volvamos a la historia...sabía que mi espada no sería de mucha ayuda, pues día con día se entrenaba contra este tipo de armas gracias a su manía de cortarse con navajas de un filo ¡Zabandijas! Se abalanzó hacía mi con un feroz ataque, quería morderme, robar mi fluído rojo, no lo podía permitir, pensé en que técnica debía usar contra esta cosa, decidí usar mis poderes de control mental y le dije -Has pasado de moda, lo de hoy es el reggaeton.- No lo resistió, voló unos cuantos metros hacia atrás y ya en el suelo derrotado exclamó -El suicidio es una alternativa de vida.- sacó una navaja de un filo y dio un corte a sus pequeñas muñecas, un mililitro del fluído rojo salía cada 10 segundos, esto yo no lo podía soportar, no podía ver a un ser ¿humano? morir lentamente, así que tomé mi espada y mutilé completamente sus manos y cabeza...para que no quedara duda. Ahora si, habiendo salvado al mundo me dispuse a ir en busca de los tacos de cabeza.
Caminé unos cuantos minutos más para llegar a mi destino, ¡al fin había llegado al establecimiento de los tacos de cabeza! Desafortunadamente me encontré también con un letrero que decía "vuelvo en un minuto", al parecer el reloj del taquero era uno de esos relojes caros que sólo los taqueros pueden comprar, de esos relojes en los que un minuto tiene una cantidad no especificada de segundos, pues ya empezaba a ponerse el sol en el horizonte y yo no tenía los tacos de cabeza de mi buen capataz, pero ¡JA! ya saben que la mente de un globero es super desarrollada así que robé unas cuantas tortillas (Alimento tradicional mexicano a base de maíz, ya saben uno que recibe visitas de todo el mundo) y las introduje en bolsa de plástico, me dirijí a donde había dejado el cadáver del Emo Sexualus tomé su cabeza, piqué la carne, la introduje en la bolsa de plástico, era hora de regresar al reino de globians con mi buen capataz, así que me teletransporté (Esa no te la esperabas ¿Verdad?).
Llegué a mi lugar de trabajo, donde la gente camina feliz por las calles, donde los artefactos motorizados de fibra de vidrio sólo son una leyenda y ahí estaba mi buen capataz, me aproximé a el y le entregué los suculentos tacos de cabeza (De Emo Sexualus muajaja).
-Aquí tenéis vuestro encargo.-
-Buen trabajo Osmar, ¿gustáis un taco?-
-Sería un honor mi buen capataz, pero en mi travesía me alimenté de algunos frutos silvestres que encontré.
-¡Ohh! Es una total pena mi fiel ayudante, podéis marcharse si os lo deseais.
No dudé ni una décima de segundo y acepté el marcharme, demasiadas aventuras por un día para un simple globero, el vecino de las canciones cristianas, la predicadora del mal, la puerta atrancada, el Emo Sexualus, debía descansar pues al día siguiente me esperaba un día de ocio total y no podía perder ni un momento.


Emo al que evité el sufrimiento de una muerte lenta y dolorosa.


Nota importante: Ningún Emosexual, Hardcorero, Homosexual o baño publico fue realmente dañado durante el proceso de escritura de éste capítulo, bueno un emosexual posiblemente si.

Capítulo 3 julio de 2009


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