Un mundo hecho a medida
martes, 28 de agosto de 2012
Despertar
jueves, 3 de noviembre de 2011
Un día cualquiera en un lugar cualquiera
-Osmar Villalobos Cristerna
-¿Omar Villalobos qué?
-Es O-S-M-A-R...como Omar pero con "s", ¡Osmar Villalobos Cristerna!
-Muy bien señor Villalobos Cisterna, ¿Cuál es su domicilio?
-Mi apellido es ¡CRIIIIS-TEEEER-NAAA!- La mujer había agotado mi última gota de paciencia, desde aquel momento no pude apartar la idea de someterla a tortura medieval; comencé a idear los cómos, los cuándos y los dóndes ¿La doncella de hierro o la pera? ¿En público o privado? ¿Breve o prolongada?...
-Entendido señor Villalobos, entonces ¿Cuál es su domicilio?- Dejé caer mis manos sobre el escritorio cual rocas, le miré con ojos asesinos y jadeante espeté: -¡Nos vemos en el infierno hija de puta!- Acto seguido eché a correr con un plan en mente, un motivo por el cual vivir.
martes, 1 de noviembre de 2011
El hijo del hombre
El hombre sobre la pared no era yo, sin embargo, lo era. Vestido de gris bajo el sobrio bombín, rígido, impecable; siempre oculto bajo su cobijo miserable y obsceno; con las manos tímidamente empuñadas como estigma de una vida endeble y desventurada; su esencia era mi abismo, un abismo inclemente, incesante; en ocasiones calmo y en otras, las más, lúgubre, frío, como la espiral sin fondo que evoca espectros perdidos en recónditos parajes. Aquí yace mi cuerpo inerte, lánguido poema viviendo la vida de los muertos, el temor de los vivos; aquí soy y dejo de ser; la soledad carcome la carne, estruja, no suelta, espera a los gusanos hambrientos, les llama a la mesa. Aquí no hay Dios, no hay luz; existe, en cambio, la noche perenne, el etéreo lamento hipócrita de mil voces desoladas, las flores hostiles que incrustan sus espinas desangrándome.
Mi cuerpo, sepulcro profano, deambula por el inexorable cementerio que es el mundo; anda y habla con los ciervos de su señor, mi putrefacta estigma es mi bandera, mi nombre un sacrílego epitafio que reza: La vida es muerte, la muerte es vida. Como mueres vives, como vives mueres.
sábado, 8 de octubre de 2011
Nota
Fragmentos
Doña Marina
pincel floral, espejo de obsidiana.
Es tu palabra el fuego y el copal,
el ambar violeta, estirpe inhumana.
¡Ay Malinche!
Olvidas la sangre de las piedras mudas,
en sangre azteca tu piel dorada bañas.
Es tu aroma metal profano,
la sangre ardiente por amor.
Es tu palabra silencio arcano,
el nuevo mundo y su clamor.
¡Ay Malinche!
Los dioses lloran el barro de tus manos,
tu alma sangra en lo oscuro de tus ojos.